Carta a mi fiel amiga Amar. Del odio al amor

Hace un par de días hablando con una buena amiga, fue inevitable hablar de como el tiempo me había cambiado. Hacía bastante tiempo que no hablábamos y no pudo entender como con el pasar de los meses todo era tan distinto. 

– Antes solo un nombre retumbaba en tu cabeza, y mira que lo decías con total certeza, no parabas de admirar toda su belleza, de pies a cabeza. 

Mi respuesta no se hizo esperar: 

– Tras el tiempo uno se transforma, se convierte en algo diferente. El agua en un río es la misma, pero sus afluentes son distintos.

– Pero, ¿por qué?, si tan seguro estabas de amar. ¿Qué sucedió con todo el amor que rondaba por tu cabeza, las promesas y penas que poco a poco acabaste cambiando por fortalezas? Te gustan tanto las mujeres que se te hizo tan fácil olvidar. Seguro que es eso ¿No es cierto?

– Es difícil, trata de sentir y vivir algo difícil de relatar. Y ya lo sabes bien, amiga mía, que no me satisface lo convencional, que me gusta lo complejo y que «no me caso con nada ni con nadie», aunque es imposible negar junto al lado de quien me gustaría siempre terminar. Puede que el aire se haya llevado su presencia, pero no se lleva la fuerza del recuerdo. También es cierta tu afirmación, pero recalcaré que no son tantas las mujeres que me atraen de verdad, son solo unas cuántas que despiertan mi más sincero interés. Tú entre una de ellas, pero la amistad es más valiosa que el placer. (Pero eso jamás te lo voy a confesar en voz alta).

Prosigo.

Después de esta charla, la idea de escribirle al amor rondaba mi cabeza, hasta que al llegar la noche me puse a fumar y lo siguiente fue el resultado. Hoy le quiero redactar al sentimiento más creativo de todos. Al único sentimiento capaz de frenar cualquier temporada de caos. Y no solo redactar quiero hoy, si no también pedir perdón y agradecimiento.

Ya que tras el tiempo pasar solo puedo pedir perdón por haber jurado en vano en tu nombre. Por haber derrumbado muros morales más duros que una tonelada d metal, y con ello el valor del amor único contigo.

Esto es para ti, mi fiel amiga Amar, por todas ellas, entre ellas tú:


Un sentimiento, una palabra

La expresión viva de la vida.

Un espacio nacido

tras no encontrar salida.

De nuevo, es fácil, trata de levantar y relatar.  

1 década y varias historias

Algunas de ellas no puedo borrar de la memoria

Empezar y recoger

los pedacitos del recuerdo que nunca vas a querer perder.

Ali

La niñez y su inocencia,

la constancia y su paciencia

Sin necesidad, lo puro, eso si que lo juro.

Rosas rojas, baules y secretos guardados tras madurar.    

Nina

Fue una nueva libertad, encontrar el mar

Subir caminos a cuestas para no romper muñecas de porcelana

Bailar danza moderna,

reír,  llorar y perder  

Series de un nuevo mal valor, la infidelidad, o crecer.  

Pau

El peligro y el disfrute de sus curvas de larga intensidad

Pinos y sabinas, un gran paraje para recordar,

inicio un tanto abrupto que por culpa del alcohol,

fallarte a ti también para llegar a la equidad.

Formentera y sus playas, algo que visitar.

Iri

También la ciudad y la asfixia de dejar de respirar

Lo inconfesable en altos balcones
Repetir una y mil veces la palabra perdón

La experiencia y el calor, 101 dálmatas y su color
Seguro que con el tiempo habrá rectificación

Aquello alegre con poder de regresión  

Koda

El adoctrinamiento y la compañía

«Yo te doy la pata si tú me das comida»

Tenlo en cuenta, voy a estar contigo cada día»

Y perdón por romper sin arreglar,
es que a veces no te sé esperar.»

Car

La experiencia te intenta hacer crecer

Por lo que será que evitémonos los nombres,

no pongamos uniformes y encendamos una vela más,

que sonreír es gratis, al igual que respirar.  


No ha sido para tanto.

A ti te digo que con el tiempo tengo la certeza, de que amar con el corazón y la cabeza es lo mejor que el mismo tiempo me ha podido regalar. Y para mí no es necesario nada más. Sol y agua, eso es necesidad.

Y si es verdad que la memoria puede ser selectiva, y que aquellos momentos en los que parecía que no había salida, fueron solo un punto en una larga línea temporal. Ahora ya me voy encontrando mejor.

Con todo esto, y para acabar, te quiero decir, querida amiga amar, que gracias por enseñar, por permanecer, por saber esperar, por entender, por no decaer, por ayudarme a expresar… Y sé que puede ser un pecado entenderte como un fallo, pero tras casi un año era necesario decirte que así como sé vivir con tu compañía, también sé hacerlo sin ti.

¡Hasta la próxima!

 Ricardo A. Nieto

Creativo Multimedia

 
 

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