Todo tiene su proceso. Unas veces es complejo, otros menos, pero casi siempre existen factores comunes que determinan una historia fácil de recordar. Terminar una relación amorosa es una de esas cosas complejas y más aún cuando sientes que tenías aún mucho más que brindar.
Para cada persona superar una ruptura es tiene un significado y un proceso de luto. A veces más largo, a veces más corto. Y es que el amor romántico tal y como lo entiendo envuelve un cúmulo de sentimientos que van desde el amor al miedo.
Miedo, locura, desesperación, más miedo y finalmente odio. Odio no solo por ella, sino, mayoritariamente, por mí. Por no ser capaz de tener el valor de superar mis miedos, mi falta de autoestima y mis celos. Y es que el tema es que durante varios meses pensé que todo esto acababa cuando se acababa el amor. Pero ahí no acababa todo, me equivocaba. Después de todo ese “punto” vienen más párrafos cargados de emoción y sentimientos.
Una historia fácil de recordar nació después del fin de una relación sentimental mal cuidada. Y solo ahora empiezo a descubrir que suceden un sinfín de cosas que me están permitiendo madurar emocionalmente y dándome alas para elegir y expresar qué tipo de sentimientos deseo tener.
En mi caso, al final, solo quedó agradecimiento y felicidad por haber podido compartir mi tiempo con alguien especial. Pero esto solo fue posible después de un proceso de examen interno-
Al principio todo parecía perfecto, y por eso creí que el amor era el fin y el medio para conseguirlo era el tiempo. Pero repito, me equivocaba.
Cuando se fue se lo llevó todo consigo, menos sus pertenencias que quedaron esparcidas por toda mi habitación…. Y jodidamente entre sus pertenencias también me encontraba yo.
Después de ese momento todo parecía cuesta arriba. Es difícil de explicar, pero si pasaste por una ruptura amorosa dolorosa sabrás a lo que me refiero.
Hace semanas no se nada de ella y todo este tiempo me sirve para aclarar la mente y entender la importancia de nutrirme del sentimiento de amor hacia ella. Era inestable el hecho de sentir tanto odio hacia ella por querer hace entender a nuestro círculo que el único culpable de todo era yo. El sentido común a veces no es tan común, y parece ser que la lógica del amor dice que al terminar una relación pierde quien tiene la culpa del fin de la relación. Y al cabo de un tiempo logré entenderlo:
No se debe ni querer ni odiar a alguien que busca ensuciar tu nombre.
Evidentemente, cometí errores que a día de hoy no me puedo perdonar, pero dos no pelean si uno no quiere. Aunque también es cierto que la historia la escribe los vencedores y si nos remontamos a los inicios de la historia es más probable comprender todo en conjunto y juzgar con razón y sentido común.
Ayer la odié y hoy lo escribo.
Se fue sin recordar las promesas, ni los perdones, ni las ayudas proporcionadas en el momento más difícil de toda su vida. NADA importó. Y hoy soy un hijo de puta, un psicópata, un maltratador y un mujeriego. TODO eso soy para ella y su alrededor. Y siento dolor y rabia al ver que todo eso soy para ella. En mi conciencia queda el recuerdo de que no todo fue así de malo. De hecho, con el tiempo tenderemos a magnificar lo bueno y a dejar de recordar lo malo.
Esta es una pequeña para de mi historia y espero poder seguir contándote más.
Puede que también hayas pasado por un duelo amoroso complicado y en ese caso sabes que los sentimientos si importan y se deben administrar de una manera óptima y responsable, nutriéndonos y avanzado hacia una mejor versión de ti mismo.
Desde que entendí esto, he decidido dejar de buscar la aprobación del resto, evocar sentimientos positivos, permitir que el destino siga su rumbo y aprender de los errores cometidos para evitar cometerlos con otra persona. Para cuando llegue esa persona, amarla, respetarla y construir una relación férrea sin mentiras basada en la amistad, que es la base de una relación duradera.
Espero que ye haya gustado este escrito y que sigas leyendo mi blog.
¡Hasta la próxima!
