10 razones

10 razones por las que mis abuelos durarán más que tú y yo

Los tiempos cambian y es bien cierto eso de que  “somos víctimas del momento histórico que nos ha tocado vivir”. Las relaciones se adaptan a la situación dependiendo de muchos factores externos (edad, cultura, sexo, nivel social…) que condicionan nuestras respuestas emocionales. Todo cambia, y algunas cosas acaban. Entre ellas las parejas. Pero esto antes no era tan común.

Por ello, 10 razones por las cuales mis abuelos durarán más que tú y yo, pretendo mostrar una visión personal y una explicación por que se rompen más las relaciones hoy en día.

1-  Ley de divorcios y nulidades.

Entre los años 30 y 50, que probablemente sea el rango de años en que nuestros abuelos se casaron, no existía la posibilidad de divorciarse después de casarse, por lo que antes aquella idea no reinaba en la sociedad de la época. Si no podías hacerlo, ¿para qué pensarlo? Había cosas más importantes en las que centrarse.

No fue hasta el año 1984 en que se aprobó la ley de divorcios y nulidades en España y ya en el 2000 se registraba la altísima cifra de 110.000 divorcios y nulidades.

2-Querer hacerlo todo muy rápido

Cuando preparas una tortilla debes saber de antemano que ello llevará un tiempo. Cortar suficientes patatas, añadir suficientes huevos, darle un poco de sabor con sal… y obviamente su adecuado tiempo de cocción. Si quieres comer algo delicioso al final, debes saber esperar y mantenerte atento al fuego para que se queme lo menos posible. Si, por lo contrario, tienes mucha hambre y lo que quieres es comer inmediatamente, quedarás lleno, pero nunca satisfecho. Y si no estás ni atento al fuego, comerás quemado… ni lleno ni satisfecho. Pues con las relaciones igual.

Hace 50 años, y puede que no tanto, para conseguir tener una cita con alguien tenías que ideártelas para diferenciarte y llamar la atención de esa persona. No ser uno más. Lo difícil venía después, cuando ya habías conseguido que se fijara en ti… ahí empezaban largas tardes y noches de charlas hasta que llegaba el momento del beso, sí del beso, sin prisas.

Hoy las películas se miran en casa con la luz apagada y una manta.

3- Las redes sociales y la tecnología en general 

No se me ocurriría escribir que el gran avance tecnológico en el que nos hemos visto inmersos sea negativo, pero sí que tiene cosas negativas, de hecho he sufrido en piel propia lo bueno y lo malo de ella: durante meses la ventana del Skype se convirtió en mi ventana favorita para verla a ella…

Pero, por otra parte, también se convirtió en ventanas de especulaciones y celos y acciones que jamás serán probadas, otras claramente ocultadas. Es fácil entrar al mundo virtual y ser diferente, decir lo que se quiera decir, y después no tener sentimiento de culpa por ello. Filtreos nocturnos, mensajes inesperados y coqueteos morbosos… y como no, los “vaciar conversación”  o mejor “borrar culpa”.

4- La confianza

Creo que este punto no hace falta comentarlo demasiado. Antes la confianza en la pareja era el doble de férrea y casi sin fisuras y a día de hoy son pocas las relaciones “nuevas” que aún brillen por su gran solidez.Las infidelidades, de todo tipo (hecho,obra, palabra o omisión), proliferan.

5- Falta de comunicación efectiva y habilidades emocionales 

Todo lo que decimos cuenta. No saber comunicarnos y expresar cómo nos sentimos influye mucho en el rumbo que tomará una relación.

Recuerdo que hace poco mi abuela me decía que el mejor remedio para una relación era nunca irse a la cama enfadados. También creo que me dijo que “esperar 10 minutos para empezar a discutir era muy positivo… que este tiempo es bueno para tomar agua y relajarse”.

Dicen que sabe más el diablo por viejo que por diablo… Me lo dirá ella, que lleva 54 años casada con mi abuelo.

6-Ponerse en la piel del otro y cambiar de rol

Esto está muy relacionado con el punto anterior. Se llama empatía. A veces es difícil disponer de ella dependiendo de la situación. Pero es muy importante saberse poner en la piel de la persona que tienes a tu lado y saber entender que siente de una manera diferente y por ello le afectarán cosas que a ti no.


Saber ser uno en dos. Tumbarse juntos a tomar fuerzas. Levantarse a la vez.  Ser fuerte cuando el otro es débil. Caminar de la mano al mismo paso. Latir al mismo son. Separarse y estar más unidos todavía.

7- Falta de motivación

Según sé somos la generación que más cosas ha tenido. Ello conlleva que, quitando matices personales, casi todo ha sido fácil porque “ya estaba así cuando llegamos”. Pero eso antes no era así y se luchó por cambiarlo.  

Pues así con todo, si algo estaba roto se arreglaba, porque las ganas pueden con todo y el amor es el sentimiento más creativo de todos y la confianza es el arma más potente de todas, más que una bomba atómica.

Querer es poder me dijeron una vez.

8- Permitir que terceras opiniones sean las que decidan

De los 10 puntos puede ser el que más debate pueda crear, por diversas razones.

Desde el punto de vista psicológico “no hablar es malo”. Fomenta la sensación de soledad y aumenta el cabal de pensamientos negativos. Es por ello que no hablo de no hablar. Es por ello que puede ser que sea bueno escribir.

Contar con la opinión de amigos y familiares ayuda a ver un punto de vista disociado del momento, pero en ningún caso debe tomarse como una guía del éxito. Porque lo bueno para uno puedo ser malo para otros.

Además, al tratarse de momentos de alto sentimiento de soledad, que es cuando acudimos al rescate, tendemos a no hacer eco de los momentos de compañía ni del punto de vista del otro.  

9-Completa y absoluta dedicación a la relación

Nuevamente relacionado con lo anterior y con el segundo, dedicar todo tu tiempo al otro es claramente un error en el que debemos evitar caer. Claro, en el caso en que la añoranza nos lleva a querer correr con prisas, y no es malo si se practica un tiempo. Si se alarga estaremos dejando que la tortilla se queme más de un lado que de otro. Y lo bonito de una tortilla es cuando queda doradita por arriba y por abajo.   Cada cual su espacio y su tiempo, su tiempo en común, y su tiempo en privado.

10- Ser sabios y actuar sensatos

Hace un par de días leí en un libro sobre psicología en que se afirma que “la inteligencia” tal y como se entiende tilda a una persona de ser hábil en conceptos como matemáticas, física , lógica o memoria, pero que nunca debe considerársele sabio en el sentido de la sensatez.

Como ejemplos nombra historias de personas que carecía de empatía y pasaban por encima de cualquiera para conseguir lo que querían sin importarle los demás: empresarios, políticos, jueces, abogados… consumo de alcohol, drogas fuertes… maltratos psicológicos y físicos, entre otras atrocidades practicadas por verdaderos psicópatas integrados.

“Ser sabio y sensato tiene que ver con el saber y el actuar, un conocimiento en acto y en activo. No engañarse a uno mismo. No fingir. Conocer y aceptar. Comprender y transformar. Pues nadie puede afrontar más aquello cuya existencia ha aceptado primero.  La realidad hay que tomarla o dejarla.” 

Qué raro ¿no? De esto mismo habla la Biblia. Hablo de valores. Pero para hablar de valores primero es necesario hablar de verdad. Y lo más universal, y quizás por ello lo más verdadero, son los valores. Y en lo universal se halla la verdad:

lo que yo creo o quiero (intra), lo que crees o quieres tú (inter) y lo que crees o quieres para los demás (extra).

¿Añadirías alguno más? Ponlo en los comentarios más abajo

¡Hasta la próxima!
Ricardo Nieto

Creativo Multimedia

 
 
 
 


 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No se ha encontrado ningún feed.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para crear un feed.