Si cuando comenzamos este viaje me hubieran dicho que al acabar no querría regresar… hubiera ido igual, que coño, pero con más experiencia…
Italia siempre ha sido un país de esos que llaman.
Supongo que tiene que ver bastante con vivir en Formentera y que en verano esta isla se llena de muchos de ellos, además de franceses, ingleses y alemanes. Y al tratarse de mi primer viaje post estudios, el destino debía ser este. Por su gastronomía, por su cultura y principalmente por su legado arquitectónico que tantas veces había tenido que estudiar en libros de textos y que por una vez tenía la intención de hacer real.
Acabar de trabajar y decidir el primer destino. Ese fue el primer paso. El segundo fue decidir compañía y medio de transporte. La compañía fue mi amiga Sofía y mi inseparable perra Koda. La elección fue viajar en barco con el coche y al llegar a Italia recorrer kilómetros por carretera.

Nuestra estancia se prolongó durante 4 días y las visitas fueron las típicas culturales que podemos encontrar en cualquier web de viajes en esta ciudad. Nosotros visitamos blogs nada más llegar y decidimos las visitas tanto diurnas como nocturnas que realizaríamos. Y si la verdad es que nos supo a poco, fue sin dudad alguna la ciudad que más gustó. Por las vistas en general y por la amabilidad y ambiente que se respiraba.
Al salir de Roma, y dirigiéndonos dirección Florencia, hicimos una parada en un pequeño pueblo llamado Capalbio, donde la mejor pizza comimos y donde Koda más corrió. También visitamos Orbetello.
Florencia nos esperaba al amanecer del sol de medio día y un cómodo hotel. Ya habiendo dejado todas nuestras pertenencias decidimos movernos por la ciudad con tan mala suerte que nos perdimos y el gps no nos daba señal alguna, y unos eficientes y simpáticos agentes de policía o Caravinieri nos acompañaron al hotel después de haber hecho todas las diligencias pertinentes, y justo al despedirnos pronunciarmos un enérgico “esto en España no pasa”.
4 días más estuvimos en Florencia y de nuevo blogs fueron nuestros mejor aliado. Visitas diurnas y nocturnas, y muchas y muy buena comida. Aunque la verdad hubiésemos estado menos días aquí.
Pisa fue para obligatoria
Milán era el siguiente destino, en este caso un pequeño pueblo donde vive Piero. Visitas por el pueblo, y buena gastronomía en un buen restaurante donde estuvimos hasta altas horas de la mañana, o prontas, según como se vea…
De nuevo al sol de medio día cogimos dirección Milán donde después de una visita de 4 horas cogimos camino a Nice, Francia. Bastantes kilometro bien llevados a base de pequeñas paradas y café.
Tras dormir, de nuevo una visita a esta ciudad donde ocurrieron los atentados este pasado verano, y tras esto emprendimos camino dirección Marsella, no sin antes pasar por Cannes, donde se celebra el mítico festival anual.
De Marsella destacar el puerto y su gastronomía. Un par de horas duró nuestra estancia y ya aquí decidimos volver a España, para hacer noche en Barcelona, donde cogeríamos de nuevo un barco que nos devolvería a la isla de Ibiza.
Un total de 2200 Km por carretera, acompañado siempre de mi amiga Sofía y mi fiel compañera Koda. Por supuesto nos quedamos con ganas de más y volveremos en cuanto el momento lo permita.
De este viaje guardamos la experiencia, los contactos nuevos, el tiempo aprovechado, la estrechez de la amistad, saber que los animales son queridos alrededor del mundo y a parte comprobar lo estremadamente diferentes que podemos llegar a ser pero lo humanos que somos nos une más.
Hasta aquí un viaje para recordar, hasta la próxima y feliz navidad. Pásate por facebook. O instagram.
Ricardo A. Nieto
Creativo Multimedia