La suerte que tuve al estar de buen humor

Y cuando me había convencido de que todo era encontrar calor en varias sábanas, en varios cuerpos, en varias ciudades… apareciste tú. Hoy le vuelvo a redactar al amor puro después de mucho tiempo.

Tuve suerte de estar de buen humor ese día, porque precisamente buen humor fue lo que me faltó durante casi todo ese verano limpiando scooters enfrente del mar y  bajo el sol.

Apareciste gritando a lo lejos, enérgica y viva, llamando rápidamente mi atención y de casi todo el parking de alrededor. Fui hábil y esperé el momento adecuado para acercarme a ti.

Yo no sabía muy bien quién eras ni tampoco que te convertirías en alguien tan importante para mí, aun así que decidí dejar de hacer lo que estaba haciendo y hacer una de las cosas que mejor me salen en la vida desde que tengo uso de razón: romper el hielo, comunicar y entablar una conversación.

Sabía que tenía poco tiempo, pues debía continuar con mi trabajo y tú te debías ir, así que fui directo y divertido, pero también coqueto a la vez. La vena de seductor latino siempre activa.

Quise conocer más de ti, pero no tenía tiempo, ni boli, ni papel, ni móvil tampoco a mano, así que lo dejé correr. Y mira que casualidad que pocas horas después viniste a devolver tu bici de alquiler y, de nuevo un tanto juguetón y coqueto, así como con un poco más de tiempo, más cosas de ti te pregunté. Y esta vez sí, mi móvil le apunté. Vale, reconozco no querer nada serio en ese momento, si no un simple amorío de estación, pero a veces lo mejor es la improvisación y lo que sucede sin ser esperado.

De cualquier manera debo proseguir mi relato:

 No dejaste el tiempo correr, y poco después un mensaje con su nombre pude leer: «Hola, soy Sabrina, ha estado un placer». Y yo te dije «cuando nos volveremos a ver?».

7 días más tarde a la flower power te invité, con mi coche recién lavado te fui a recoger, comimos un bocata de mis favoritos en mi sitio favorito y sin beber nos fuimos a bailar por varias horas debajo de la luna llena.

Y allí, acompañados por la música de DJ Pharma, nuestro primer beso nos dimos. Fue un beso tímido, pero bendecido. Seguimos bailando, así como si nadie más nos estuviera mirando en un sitio donde no es fácil pasar desapercibido, hasta que decimos ir a descansar.

Y por raro que parezca nada más pasó

Ninguno de los dos forzó la situación. Algo muy importante para iniciar una nueva relación. No acostarse en la primera noche por culpa del deseo, la locura y la pasión. Algo así como «si me quieres ver por dentro, será en otra ocasión». Algo así como una muestra de valor. Y voy a ser sincero: eso me encantó. 

Todo lo contrario a lo que había tenido durante dos años de regeneración.

Fondo de corazón de línea mínima con espacio de texto

Varios meses han pasado hasta consolidar esto como una relación. Largos momentos de conversación en la isla más maravillosa de todo el Mediterráneo, en un pueblo inhóspito del norte de Italia, en la catedral más bonita de Palma de Mallorca, en las ramblas de Barcelona, en la torre Eiffel de París y en la abadía de Westminster de Londres.

Juntos estamos creciendo, entendiéndonos y mejorando aquello que llamamos «lo peor». Y creo que eso es lo mejor de lo mejor: ser capaces de ser uno en dos, respetarnos y creer de nuevo en el amor. Esto se trata de confianza o de algo mucho mejor.  

Y que a día de hoy sigo agradeciendo haber estado ese día de buen humor

Por ahora esto es todo. Llevaba un tiempo sin escribir nada en el blog, y creo que está a euna buena manera de retomar la redacción como como pasión.

Un saludo a todo el lector.

Ricardo A. Nieto
Creativo Multimedia

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