El pensamiento negativo puede sabotear una entrevista de trabajo, deteriorar tu relación de pareja o dañar tu vida social. Al final, se traducen en ‘profecías autocumplidas’ y convierten tu vida en un infierno.
Todos hemos tenido pensamientos negativos alguna vez en durante el día. Es absolutamente normal. A día de hoy a mí me pasa. He conseguido un nuevo trabajo como comercial para una empresa de servicios y mi trabajo consiste en vender productos de esta compañía para llevarme una comisión y a veces me asaltan las dudas sobre si seré capaz de prosperar en este empleo y ganar dinero. Otras veces me siento muy motivado y lo hago bien.
Pero es también común, y lo sé de primera mano, que estos pensamientos acuden a nuestra mente sin pedir permiso. A veces se pueden convertir en pensamiento obsesivo que terminan por afectar nuestro estado de ánimo.
Los maleficios del pensamiento negativo son varios:
- Desencadenan emociones negativas (culpa, rabia, celos, tristeza…).
- Maltratan el estado físico (dolores de cabeza, taquicardias, insomnio…).
- Aumentan la baja autoestima.
- Producen alteraciones en nuestro desempeño (en el trabajo, en la universidad, en nuestras relaciones..).
Estos pensamientos negativos normalmente son provocados por experiencia en la infancia. Y en muchos casos la alta autoexigencia nos lleva a tolerar poco los errores y el fracaso. Por lo que sin darnos cuenta podemos estar encadenando pensamientos negativos constantemente.
Consejos para acabar con el pensamiento negativo
- Escribe un blog: Así como lo lees. Empieza a escribir acerca de como te sientes y no cortes tu creatividad. Identifica la emoción y el pensamiento y como esto afecta en tu estado anímico y en tu conducta.
- Anula los pensamientos negativos con pensamientos positivos. Por ejemplo, si crees que no sirves para vender productos para tu empresa, piensa que tienes el mejor producto en tus manos y estarás ayudando a tus clientes a satisfacer una necesidad.
- Relativiza. Nada es tan grave como tú puedes pensar.
- Visualiza un ambiente idílico. ¿Has estado en Formentera alguna vez?. Si has estado allí, visualiza una puesta de sol maravillosa cada vez que un pensamiento negativo te invada por dentro.
- Trabaja en tus rutinas diarias. No hay nada más frustrante que sentir que tienes mucho trabajo por hacer y al final no haces nada. Ordena las tareas por prioridad y táchalas de tu lista una vez estén terminadas.
- Practica yoga y meditación. En general, practica técnicas de respiración.
Aquí te quiero presentar una pequeña historia de como me sentía hace un mes en mi nuevo trabajo y como logré cambiar mis pensamientos de forma sencilla:
He comenzado a trabajar en una empresa vendiendo servicios de luz y gas. En una semana he recorrido más de 10 barrios de Barcelona, gastado dinero en comidas y viajes en metro y buscando clientes a puerta fría que contraten lo que vendo. Nadie ha contratado los servicios que publicito. Sé que debo ponerme las pilas, pero siento que no sirvo para esto.
Durante el fin de semana dedico mi tiempo a ir de fiesta y a llorar mis penas a mis amigos sobre como no puedo conseguir vender nada. Todos me miran con cara de lástima y eso me hace sentir peor.
El lunes me levanto abatido y mi periodo de prueba está por terminar y así también la oportunidad de demostrar que puedo aprovechar esa oportunidad. Salgo de mi casa tarde sin ducharme ni lavarme la boca, con la camisa arrugada y los zapatos sucios. En definitiva con un semblante poco presentable.
Durante todo el día fui recibiendo un “NO” detrás de otro y esto me desmoralizaba cada vez más. El martes se repitió la misma historia y el miércoles mi mejor amigo por pena decidió ayudarme y contratar mis servicios.
El miércoles por la noche mi nuevo ligue me propone salir a tomar algo, pero me niego, ya que no me queda nada de dinero en los bolsillos. Ella decide salir y en esa noche conoce a otro.
El jueves soy requerido y puesto en aviso por parte de los jefes: “ES LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD”. Jueves noche la única compañía fue una botella de vino barato.
Viernes resaca y nadie se fía de alguien que canta a alcohol a 3 metros.
Pero esto con esto no acaba la historia ficticia. ¿Qué hubiese pasado si durante el fin de semana hubiese pensado que fue lo que falló en la primera semana en vez de irme de fiesta? ¿Qué hice bien durante esa semana, como logran vender mis compañeros, que palabra usan, que tono de voz, que gestos vio en ellos?
Ahora que ya está todo analizado, es hora de pasar a la acción con una rutina positiva.
Lunes por la mañana. Me levanto con buen humor y me animo con una canción de Metálica. Toma una ducha tibia después de afeitarme, me viste con una camisa blanca recién planchada, unos pantalones negros y unos zapatos negros limpios. Salgo a la calle con una sonrisa y ya desde el principio del día he atraído aquello que transmito:
POSITIVISMO
En realidad lo sabía desde que salí de casa: esa semana iba a conseguir mis objetivos porque tenía un producto que ayudaría a mis clientes a ahorrar en su factura de la luz y del gas y con ese dinero extra podrían salir a cenar con su familia y llevar a sus hijos a clases de música.
Todo pudo haber sido diferente como te he contado en la primera parte de esta historia.
Todo puede ser diferente, depende de como actuemos y esto en cierta medida se puede controlar si sabemos enfocar nuestros pensamientos hacia la consecución de nuestros objetivos.
Cuando un pensamiento negativo nos controla y no nos permite ver más allá de lo gris del asunto, puede ser conveniente aprovechar ese momento para descubrir donde radica el problema y como se puede solucionar. Si, por lo contrario, permanecemos en estado de shock o no podemos reaccionar ante la situación, nos veremos envueltos en una cadena de sucesos negativos que iremos arrastrando con el paso de los días y quien sabe si más a largo plazo.
Los beneficios de ser feliz y positivo son muchos.
Hasta aquí el blog de hoy, espero que te haya servido.
¡Hasta la próxima!