La inteligencia, según el diccionario de la Real Academia Española, es :
la capacidad de entender y resolver problemas con eficacia y eficiencia.
Dicha definición parece estar ligada a la memoria, a la percepción y a la capacidad de recibir información.
Son muchas las acepciones que hacen referencia al término de inteligencia, aquí hoy la tildaremos como la habilidad de una persona para resolver conceptos, o alguien que “es bueno” en conceptos como lógica y memoria.
Es necesario recordar que nunca debe tildarse a una persona inteligente como alguien sabio en el sentido de la sensatez. Sería un verdadero fallo en el que es necesario evitar caer. La sabiduría es algo que se adquiere sobre la base de nuestra experiencia propia a lo largo de toda nuestra vida y de la interacción con el entorno en el que vivimos.
Dicha experiencia está ligada a nuestra percepción, a nuestra manera propia y única de vivir y entender la vida. Por lo tanto, se puede y se debe decir que la sabiduría tiene que ver con 3 tipos de intereses, y que el correcto equilibrio entre ellos es la sabiduría total:
1 – Lo que quiero para mí (intra).
2 – Lo que quiero para los demás (inter).
3 – Y lo que quiero para la comunidad en la que vivo (extra).
Los intereses personales tienen que ver con metas tales como conseguir dinero o riqueza, salud espiritual, poder…
Los intereses interpersonales tienen que ver exactamente con esas mismas metas, pero enfocadas hacia los demás: salud, poder, etc.
Por último, los intereses extra personales tienen que ver con los que queremos para la comunidad en la que vivimos: ayuda al prójimo de forma desinteresada, devoción por religiones o asociaciones, etc.
A día de hoy, podemos ver muchos casos en los que un tirano vuelca todo su interés en sí mismo y en obtener beneficios personales a toda costa sin importar el sufrimiento que pueda estar causando en los demás. En el otro extremo, podemos encontrarnos con alguien que lo da todo por los demás. Por ejemplo, alguien que se vuelca por completo en una misión en Nigeria o Senegal, dejando atrás toda su vida, con el fin de ayudar a los demás.
Es por ello que nunca un tirano podría ser alguien sabio, sino un estúpido desde el punto de vista de la moral y por ello en el sentido en que actúa en contra de la sabiduría.

Dicha sabiduría, tal y como la entiendo, está ligada a una serie de valores universales que todos aceptamos, o deberíamos aceptar para convivir en armonía. Sin estos valores la convivencia se convierte en un verdadero caos. Valores tales como la sinceridad, humildad, honestidad, justicia, empatía o la ayuda al prójimo, todo ello para desarrollarnos como plenos seres humanos.
Y aquí algo muy importante para entender el entorno en el que vivimos, y, por lo tanto, preservar nuestra integridad y la integridad de nuestros seres queridos: PRESENTIR.
La etimología de la palabra es clara y significa literalmente “sentir con antelación”.
Necesario es, por tanto, aprender del pasado y de los errores cometidos, fiándonos de nuestra intuición y evitando caer en errores que se pudieron haber evitado.
Nunca debe tomarse una situación del pasado como igual en el presente, pero si debemos pararnos a pensar en que factores hay en común y en como minimizar los daños al máximo si en otro momento fallamos actuando de determinada manera.
Pre-sentir tiene que ver con el presente y el pasado, con los estímulos que juegan un papel importante en la interacción, con los demás y con uno mismo. Actuar con sensatez tiene que ver con la sabiduría, y actuar en contra de ella nos convertiría en unos insensatos.
¿Hablamos de sensatez?
¡Hasta la próxima!