¿Pases por la red y te aparecen anuncios de justo algo que acabas de hablar con tus amigos? Parece increíble que al poco de buscar algo que te interesa en Google, tu smart TV te lea la mente y te muestre hasta la saciedad el último smartwatch que acaba de salir al mercado… Hoy el tema va de esto:
Facebook te conoce. Quizás mejor de lo que mucho se conocen.
Y escribo Facebook por no escribir internet en general. Porque ahora parece que todos te conocen más que tú y tú sin saberlo.
Pero la verdad es que por cada me gusta que das, por cada búsqueda en Google, por cada visita a Pornhub, das información valiosa de ti sobre tus gustos, aficiones y comportamiento.
Aunque es verdad que no sólo los me gusta ayuda a almacenar tu información en la red, sino cada palabra que usamos, cada registro de entrada en tu smartphone, cada reproducción en YouTube o cada búsqueda en Google, incluso cada encendido de pantalla queda registrado. Todo queda registrado.
Esta generación es una generación distinta. Somos una generación diferente. Al mismo tiempo que escribo esto viajo en tren y no puedo parar la diferencia de comportamiento entre los jóvenes y los seniors. Somos muchos humanos y nos , particularmente ahora, segmentamos fácilmente por edades. Antes se nacía con un pan debajo del brazo, hoy con una tablet o un smartphone.
Quizás el punto de inflexión lo encuentro en la última década del siglo pasado. Somos la generación que viene después de la revolución industrial. Somos los nativos de la era tecnológica o era multimedia. Somos el inicio de la sociedad aumentada.
La que se une a grupos y asociaciones con integrantes de todo el mundo. La que comparte sus momentos en infinitos álbumes digitales donde sabemos que jamás las vamos a perder. O eso nos creemos.
Somos la generación que más fácil lo tiene para gastar. Todo al alcance de un clic junto con un número de tarjeta bancaria y una conexión a internet. Sin remordimiento alguno y casi sin pensar si de verdad eso que compramos nos sirve de algo. Compramos aquello que nos dicen que necesitamos con una facilidad increíble. Y compartimos esa compra con gran orgullo. Vacilamos de nuestras pertenencias y nos sentimos importantes si alguien comparte tu alegría.

Usamos palos de selfie, creyéndonos, sin saberlo, ser el centro del universo.
Somos una generación diferente y nos diferenciamos en nuestra manera de interactuar.
Salimos de fiesta a ligar y antes de entrar comprobamos «el radar» para conocernos un poco más antes de entrar. Y eso en el supuesto de empezar con un contacto directo. Preferimos el contacto virtual, con los peligros que esto conlleva. Creo que las relaciones de verdad están dejando de existir. Acabaremos asfixiados.
Nos conocemos antes de tiempo o nos creemos conocer. Somos más confiados de lo que pensamos y suponemos que en el perfil de Facebook se esconde toda nuestra verdad.
Pues déjame decirle que detrás de todo el escenario de la nueva era tecnológica se halla mucho más. Que creo que esta realidad solo es la punta del iceberg.
Somos mucho más ricos de lo que estos magnates tecnológicos consideran.
Porque si Facebook te conoce, tú también te conoces.
¡Hasta la próxima!
Ricardo A. Nieto
Creativo multimedia