“Hacemos el amor a escondidas y practicamos el odio en público. A pesar de ser los únicos animales que damos significado concreto a un sentimiento abstracto”
Hoy he querido empezar esta entrada al blog con una frase que ronda mi cabeza desde hace semanas. Ahora quiero desarrollar esta idea con un toque personal.
El amor es lo contrario al odio. Y parece que hoy en día el odio nos invade por doquier. Esta emoción es muy negativa, poderosa y altamente peligrosa. Es fácil de activar y muy difícil de controlar. Nos hace vulnerables y manipulables.
No todos los odios son iguales, en mi caso surgió del desamor, del desencanto y de una alta frustración
No todos los odios son iguales, en mi caso surgió del desamor, del desencanto y de una alta frustración. Este espacio nació en un momento personal delicado. En ese momento quise cambiar varias de las variantes negativas del odio y transformarlo en algo productivo que me ayudara a mejorar y a sanar.
Hubo incluso un momento donde me pregunté ¿Cómo puedo odiar tanto a alguien que he querido tanto? Fue entonces donde me percaté que al principio necesité sustituir un sentimiento fuerte con fuerza contrapuesta de igual intensidad. El amor, al igual que el odio, son prácticamente un sentimiento irracional.
El sentimiento amoroso inhibe muchas zonas del cerebro destinadas al procesamiento racional, y esto explicaba a la perfección por qué durante tanto tiempo había sido imposible verla a ella tal y como era. Y a ella verme tal y como era yo también en realidad.